lunes, 25 de agosto de 2008

El derecho de pernada.


Aún hoy en día, familias de caciques, descendientes cercanos de personas que practicaban el derecho de pernada (principios del siglo XX), continúan teniendo unas tierras en la isla de La Palma que no debieran poseer, entre ellas cerca de la mitad en algunos municipios. Ellos enfrentaron a los palmeros en la guerra y trataron a nuestros antepasados como si fueran bestias de carga ¡Fuera caciques y sus hijos! ¡Socialización de las tierras ya!Tienen que pagar sus ignominias.


Les voy yo ahora a decir
que pasaba antaño aquí,
pienso en este modo asi,
que se llego aquí a vivir.
Antes hacían vida morir
los caciques del lugar.
Con "derechos" enterrar
el respeto a la gente,
y de modo deprimente
a las mujeres violar.


Hacían ellos pernada
en mis islitas perdidas
cuando estas medidas
ya eran ley acabada.
Un historia desplazada
a la nueva generación,
que sentiría ella pasión
al ver algunos gobernantes,
que son hijos de tunantes
formados en violación.


La historia es desconocida
la memoria encachasada,
la cosa casi olvidada
pero en algunos sentida,
aunque no fuera vivida
pero si recolectada,
como fruto de pasada
farfullada por los viejos,
que recuerda los rejos
de oligarquía emponzoñada.


Estos si que son los hechos
que claman desde el pasado,
un momento ignorantado
y reclamando el derecho,
a corriendo corto trecho
expulsar a los caciques,
que cualquiera los critique,
quitarles sus plataneras
que conservan sus ratoneras.
¡Que se rasque a quien le pique!
25-08-2008

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